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sábado, 10 de abril de 2010

El ex socio español de Sovena reclama un 21% del grupo luso

La luna de miel que vive la multinacional lusa Sovena en España, donde se ha convertido en el primer operador en el sector del aceite de oliva, podría finalizar de manera abrupta después de que su antiguo socio y hombre de confianza en nuestro país, el empresario de origen norteamericano Freddy Raitan, haya acudido a los tribunales para reclamarle un importante paquete accionarial.


Según ha podido saber EXPANSIÓN, un juez de Portugal ha admitido la demanda y el juicio está a punto de comenzar. Raitan solicita a la compañía agroalimentaria un 21% de su capital o, en su defecto, una indemnización superior a los 33 millones de euros (sin contar los intereses), cifra que se corresponde al valor que tenía ese porcentaje en 2005. Esta denuncia se basa en acuerdos contractuales entre ambas partes y que, según el demandante, Sovena ha incumplido

Los orígenes del conflicto se remontan al año 2002, cuando Nutrinveste –matriz de Sovena– adquirió los activos de la compañía andaluza Agribética a Aresbank, 3i y al propio Freddy Raitan. Por aquella época, la firma ubicada en Brenes (Sevilla) era el segundo comercializador del mercado nacional de aceites comestibles envasados (tanto de oliva como de semilla) gracias a su liderazgo absoluto en marca blanca.

Paradójicamente, Raitan jugó un papel clave para que el grupo portugués se hiciese con Agribética frente a Acesur, que también mostró su interés en comprarla.

Desembolso

El precio de la operación no fue entonces precisado, aunque desde Aresbank, que tenía un 53%, confirmaron que fue “razonable”, pues Sovena abonó 18 millones de euros y asumió la deuda.

Tras el acuerdo, Aresbank y 3i se desvincularon definitivamente de la enseña andaluza, pero la multinacional portuguesa puso como condición que Raitan permaneciera como consejero delegado del nuevo Grupo Sovena y que su participación en Agribética pasase a formar parte del accionariado del hólding surgido de la integración.

El pacto recogía, además, tres cláusulas que daban al directivo la posibilidad de alcanzar hasta un 21% del capital a medio plazo. Así, éste recibiría el equivalente del 7% de los títulos de la compañía correspondientes a su participación en Agribética, más una opción de compra por un porcentaje idéntico dentro de un periodo de cinco años.

Igualmente podría recibir incentivos de hasta otro 7% adicional si lograba en los tres primeros ejercicios alcanzar una serie de objetivos. Como contrapartida, los empresarios lusos exigieron a su socio que dejase como garantía su 7% inicial durante dos años y medio para asegurarse que la operación de compra venta no sufriese ningún imprevisto.

Según la denuncia, tres años después del acuerdo los resultados superaron las previsiones y el valor de Grupo Sovena se multiplicó por cuatro, pasando de 40 a 160 millones de euros [en la actualidad factura 800 millones]. Este impulso llegó en gran medida gracias a la expansión internacional y al acuerdo que el grupo mantenía con Mercadona, firmado años atrás por Agribética.

Primeros roces

Es en ese momento –año 2005– cuando empiezan a surgir los problemas. El ejecutivo reclama a la empresa lusa tanto el 7% de las acciones pignoradas como el porcentaje adicional que debería recibir en función de los objetivos alcanzados.

Sin embargo, según recoge la demanda, la familia Mello –principales accionistas de Nutrinveste– sólo acepta devolverle el 7% inicial y rechaza otorgarle más títulos por concepto de incentivos de gestión. Ante esta postura, a mediados de 2005 Raitan comunica a Sovena su intención de hacer efectiva su opción de compra para hacerse con su otro 7% de las acciones.

La respuesta del grupo portugués es fulminante: no le entregará el 7% de los títulos pignorados; no acepta la ejecución de la opción; y despide a su socio.
“Unilateralmente –recoge la denuncia–, decide no respetar los contratos firmados entre las partes y se queda con todas las acciones de Freddy Raitan sin pagarle nada por ellas”.

Ahora, deberán ser los tribunales los que decidan si Sovena tiene razón o si debe otorgarle ese 21% del capital o los más de 33 millones en los que valora el porcentaje.

Fuente: expansion.com

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