Uno de los fraudes que más perjudican al sector olivarero es la venta de aceite etiquetado como virgen extra, cuando en realidad no lo es. Este sector aglutina en la provincia a cuatro de las 12 denominaciones de origen protegidas de aceite de oliva virgen extra de Andalucía, las D. O. P. de Baena, Lucena, Montoro-Adamuz y Priego. Contra este fraude, el sector no dispone, hasta la fecha, de una técnica analítica rápida, segura y económica que confirme los resultados de los actuales análisis organolépticos y evaluaciones sensoriales basadas en un panel de cata en los que se basa la calificación de un aceite de oliva como virgen extra.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) han comprobado la eficacia de una técnica analítica basada en la Espectrometría de Movilidad Iónica (EMI) a la hora de calificar el aceite de oliva, aunque la aplicación más común de la EMI es en la detección de explosivos y drogas en los aeropuertos, extendiéndose también su uso al ámbito militar para la localización de artefactos explosivos.
Así lo explica la profesora titular de Química Analítica de la Facultad de Ciencias de la UCO, Lourdes Arce, miembro del equipo de investigación FQM-215 adscrito al Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (CeiA3), que actualmente investiga las posibles aplicaciones de la EMI en el ámbito agroalimentario, como sus posibilidades para determinar la frescura de un pescado, para diferenciar distintos vinos blancos o para distinguir la alimentación que se le suministra a un cerdo ibérico en los últimos meses de la montanera.
En concreto, y por lo que respecta al aceite de oliva, son tres los investigadores que han desarrollado esta aplicación durante los dos últimos años, base de la tesis doctoral de la investigadora Rocío Garrido, que ha contado con la dirección de Lourdes Arce y del catedrático Miguel Valcárcel, que dirige al citado equipo.
La técnica se presenta como un posible sistema de cribado («screening», en inglés) que podría ser usado con facilidad por el sector olivarero, ya que permite realizar de forma rápida y fácil el análisis de muestras de aceite con el fin de conocer su categoría. Este método consiste en la introducción de un gramo de aceite en un vial, que se calienta a 60 grados de temperatura, generándose unos compuestos volátiles que, tras su separación por tamaño, carga y masa, se analizan con el equipo de EMI que permite la visualización del espectro de estos compuestos en una pantalla, cuya correcta interpretación puede determinar si se trata o no de un aceite virgen extra.
El desarrollo de la técnica alcanza un 90% de fiabilidad, según apunta Lourdes Arce, quien resalta la facilidad y rapidez de este método de análisis, pues contando con el equipo tecnológico adecuado, tan sólo bastan 15 minutos para obtener los resultados de cada muestra. Un tiempo que contrasta con el que requieren los distintos análisis que hoy en día tiene que hacer el sector para calificar una muestra, y que se prolongan durante unas 8 horas. En este sentido, y además de la celeridad en el análisis, Arce resalta el abaratamiento de costes que esta técnica puede suponer para las empresas del sector, ya que, entre otras cuestiones, no necesita del tratamiento previo de las muestras «y no contamina».
Fuente: abc
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