Un grupo de científicos del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, junto a investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO), aplican técnicas genéticas al aceite de oliva virgen para garantizar su trazabilidad y evitar fraudes.
Para ello, han establecido los criterios que han de regir el uso de las técnicas disponibles de análisis del ADN en la autentificación del aceite de oliva. La huella genética del ‘oro líquido’ ha sido el objeto de estudio de este trabajo, denominado Establecimiento de las bases de la trazabilidad del aceite de oliva. Se enmarca dentro de un proyecto europeo del VI Programa Marco que busca, a largo plazo, poder identificar las variedades de aceituna que componen el aceite y la región de la que procede.
Una de las soluciones para asegurar la calidad de los productos ha sido obtener métodos para determinar la denominación de origen. La adulteración en el comercio de alimentos es un problema que ha llevado a desarrollar técnicas para definir la autenticidad de los productos alimenticios. En el caso del aceite de oliva virgen, se ha tratado de cometer fraudes mezclándolo con otros tipos de aceite de oliva de menos calidad, como el refinado o el de orujo; e incluso la adulteración ha llegado en ocasiones a la mezcla con otros procedentes de semillas.
“Estas modificaciones tienen consecuencias no sólo por el fraude que suponen hacia el consumidor, sino también económicas, porque los productores compiten con marcas de dudosa procedencia y abaratan los precios”, explica este grupo de científicos.
El análisis del ADN se ha convertido en un instrumento para verificar la identidad de los aceites, que requieren sellos de calidad como las denominaciones de origen. No obstante, el conocimiento del genoma del líquido es limitado, ya que el número de genes conocidos que puedan aportar información resulta escaso, según aseveran los expertos.
Por ello, el grupo liderado por Antonio Martín se ha propuesto establecer un protocolo para que esa escasa información molecular que se conoce sea más fiable y pueda utilizarse en futuras investigaciones.
En concreto, este equipo de expertos se ha centrado en estudiar la aplicabilidad de los marcadores moleculares (secuencias en zonas concretas del genoma), que se analizan a través de una técnica que amplifica exponencialmente esos fragmentos, la reacción en cadena de la polimerasa o PCR utilizando una variante de la misma, la PCR en Tiempo Real o cuantitativa (qPCR).
Los investigadores pretenden averiguar la cantidad de fragmentos de ADN de tamaño amplificable que contiene el aceite y de qué tipo es este material genético. Asimismo, han comparado la eficacia de distintos métodos de extracción de ADN de esas muestras “en las que no se espera encontrar nada más que trazas del mismo, y qué tamaño deben tener los marcadores para garantizar la repetición de las pruebas”.
Tras el trabajo de laboratorio, los expertos han demostrado que el método de extracción que proponen, es más eficiente para aislar ADN que otros. Asimismo, han determinado cuál es el tamaño máximo de los fragmentos de ADN que pueden ser analizados mediante PCR. Además, concluyen que la variante de esa técnica que ellos han usado (qPCR) no sólo resulta útil para cuantificar ADN del aceite de oliva, sino también para determinar la calidad del análisis realizado con PCR convencional.
Fuente: agroinformacion.com
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