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lunes, 1 de marzo de 2010

La lluvia castiga la producción de los aceites de mayor calidad

La cosecha se verá reducida en un 20% y afectará sobre todo a la oferta de virgen y virgen extra · A pesar de las escasas existencias, los precios en origen siguen bajos.

Ya se sabe que uno de los cultivos más afectados por las incesantes lluvias ha sido el olivar. Sobre todo porque las lluvias han coincidido con el momento álgido de la campaña de recolección de la aceituna de molino, la que se emplea para fabricar aceite de oliva. Ello ha traído como consecuencia la pérdida de miles de jornales, que aún quede por recolectar entre el 20 y 30% de la cosecha y que se haya perdido entre el 15 y el 20% de la producción, según las zonas.

Lo menos malo es que la cosecha de esta campaña iba a ser muy buena y se va a quedar en normal. Más o menos como la del año pasado, entorno a un millón de toneladas. "La previsión era de un 1.300.000 y si rebajamos el 20% se quedaría en algo más de un 1.100.000", dice José Vázquez, técnico de Asaja-Sevilla. El hecho es que la producción seguiría situada por debajo de la demanda, fijada en 1.200.000. ¿Consecuencia? Las existencias de reserva siguen bajando y eso tendría que animar el mercado porque hay más oferta que demanda.

Sin embargo, no es así: la distribución sigue presionando sobre los precios al usar el producto como reclamo y muchas cooperativas "venden como sea, porque necesitan el dinero; hay camiones llevándose aceite continuamente", dice Francisco Garrido, responsable del sector en COAG Andalucía. "El precio está por los suelos [entre 2,1 y 1,9 euros por kilo, según las toneladas] y tenemos el stock más bajo de los últimos diez años", precisa Agustín Rodríguez, secretario general de la UPA en Andalucía. Ese stock está en unas 200.000 toneladas, y tendría que haber unas 50.000 toneladas más para cubrir al menos el consumo de dos meses y garantizar así el suministro anual.

La lluvia, pues, ha alterado la producción, pero no ha tenido efecto alguno en el mercado. En lo que sí puede influir es en la calidad del aceite. Mucha aceituna ha caído al suelo por el temporal y ha sufrido daños. Este fruto se puede refinar, pero no es apto para ser envasado directamente, por lo que no puede ser ni virgen extra, ni virgen, sino lampante. Dentro de los aceites vírgenes, el lampate es el de menores propiedades organolécticas. En esta campaña, pues, los aceites de alta gama se producirán en menor cantidad.

Normalmente, se produce un 50% de lampante y un 50% de virgen y virgen extra, más o menos. Hay coincidencia general en que el producto de más calidad quedará mermado, aunque técnicos como Manuel Félix, de Asaja, opinen que esto queda atenuado por el hecho de que hasta el 15 de diciembre no hubo lluvias y fue entonces cuando se fabricó más virgen y virgen extra, aprovechando que las primeras aceitunas son las que tienen mejores propiedades.

En cualquier caso, Andalucía produce mucho más virgen de lo que demanda el mercado, según Agustín Rodríguez, por lo que una merma no será significativa. "Lo que ocurre es que hemos ido a una estrategia de calidad y al final ha resultado que la diferencia de precios entre los distintos aceites es mínima y para la renta del agricultor es algo irrelevante". Es previsible que el recorte en virgen y virgen extra eleve sus precios y marque distancias con el lampante, algo que, para Francisco Garrido, ya está ocurriendo.

Garrido augura una "gran cosecha" para el año que viene tras este periodo de lluvias. Si no fuera por como está el mercado, sería para estar felices. "Pero es otro riesgo que pende como una espada de damocles", dice. Si con una producción por debajo del consumo los precios están hundidos, ¿qué pasará cuando esté por encima?

Fuente: diariodesevilla.es

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