Una legión de científicos define en los laboratorios el futuro del aceite de oliva. Más de un centenar lo hace desde la Universidad a los que se suman otros del Instituto de Formación Agraria y Pesquera, laboratorios públicos y empresas privadas. En total, cerca de doscientos conectados con otros grupos de todo el mundo.
El mensaje cala y el sector del aceite de oliva sabe que la única manera de gastar menos y vender más pasa por los hallazgos científicos, por lo que el conocimiento se erige como el motor del progreso en un sector que debate la manera de superar una tremenda crisis de precios. Y eso que los propios científicos siempre han dicho que el campo era, tradicionalmente, bastante reacio a escucharlos. Sin embargo, ahora están más cerca que nunca, quizá, también por necesidad.
Jaén muestra una red de investigadores y conocimiento nunca antes conocida. Más de doscientos científicos trabajan para generar aplicaciones y soluciones a un sector determinante para la economía jiennense y estratégico para España. Solo en la Universidad de Jaén existe cerca de una treintena de grupos de investigación vinculados al aceite y el olivar. De ellos, 17 trabajan en proyectos de excelencia y disponen de un incentivo de 3 millones. Sus artículos se publican en revistas norteamericanas, francesas, españolas y británicas, entre otras. Pese a esto, el comisionado para el Centro de Estudios Avanzados en Olivar y Aceites de Oliva, José Juan Gaforio, aún no dice que Jaén esté a la vanguardia de la investigación oleícola. “En el mundo hay muchos científicos que hacen trabajos muy buenos. Sería demasiado pretencioso”, añade. No obstante, tiene claro que se camina hacia el liderazgo en grandes líneas.
Además, el aceite de oliva es un producto que su devenir está muy vinculado a la investigación.
“Recuerdo cuando en los años 70 se decía que subía el colesterol. La gente lo consumía menos y hasta se arrancaron olivos”, manifiesta José Juan Gaforio. En cambio, ahora la ciencia dice que tomar aceite es bueno para la salud, lo que se refleja en el consumo. De hecho, nunca antes se había vendido tanto zumo de la aceituna como ahora. El delegado de Agricultura, Roque Lara, asegura que la investigación es determinante para el sector. “Marca la pauta de la calidad y modelos para mejorar la recolección y hacerla más eficiente”, recalca. Asimismo, deja claro el trabajo del Ifapa, en el que se afana un nutrido grupo de científicos conectados con universidades y otros centros de investigación de la Junta y del resto de España y el mundo. “No solo aportan conocimiento, sino que organizan cursos para que lo aprendan los agricultores. La mejor prueba es el riego con el agua de almazara. Antes, estaba prohibido. Ahora, tras una investigación, se puede hacer”, concluye.
Por otro lado, el delegado de Economía, Innovación y Ciencia, Manuel Gabriel Pérez, destaca la apuesta por la investigación de la Junta y el apoyo a los proyectos de excelencia. “Aumentar el conocimiento sobre el aceite es una línea estratégica y aparece en el plan Activa Jaén”. Además, destaca la transferencia de conocimiento a la empresa, a través de Citoliva, y la utilidad de Única, que será el espacio de encuentro entre científicos en el Parque Geolit. “El sector tiene que apostar por generar conocimiento y aplicarlo como motor económico”, destaca Manuel Gabriel Pérez.
Si el aceite es salud, la gente lo compra, la energía trae ayudas públicas y otra fuente de negocio, las mejoras agrícolas y técnicas redundan en calidad y la reducción de costes hace viables las empresas. Mientras, hay grupos que quieren que se venda mejor. Quizá, el aceite es uno de los productos que más tiene que estudiar. Por eso, una legión de investigadores está “manos a la obra”. Enrique Alonso/Jaén
Bacterias intestinales y digestión
En el intestino hay más de un millón de millones de bacterias infecciosas. Estas científicas investigan si una dieta basada en el aceite de oliva genera bacterias más beneficiosas para la salud de las personas que toman otras grasas. Repercute en la manera de realizar la digestión y en la propia fisiología. En la imagen, Magdalena Martínez, Isabel Prieto Gómez —sentadas—, Marina Hidalgo y Ana Belén Segarra.
Cáncer y antienvejecimiento
El aceite de oliva virgen extra tiene componentes minoritarios que son su gran aval diferenciador. José Juan Gaforio —en el centro— dirige un grupo que investiga su poder antioxidante, antitumoral y antiinflamatorio —previene enfermedades que causan una elevada mortandad—, lo que permitirá potenciar sus poderes beneficiosos en la elaboración de los caldos. A su izquierda, Fernando Warleta y Cristina Sánchez.
Comercialización en el extranjero
Analizan las fortalezas y debilidades que tiene la venta del aceite de oliva en el mundo. Lo hacen con el uso de las nuevas tecnologías de la información y desarrollan una plataforma digital para que el zumo de la aceituna se expanda por el mundo. Además, quieren resolver los problemas con el transporte. En la imagen, Virtudes Alba, Francisca Jiménez, Trinidad Vázquez, Gloria Esteban y Francisco Montijano.
Tras el genoma del olivo
Estudian el genoma del olivo porque saben que así harán un árbol más fuerte, productivo, inmune a enfermedades y rentable. Buscan acortar el plazo de joven a adulto —en el que no produce—. En la imagen, Francisco Luque, Ana Isabel Garrido, Jaime Ruiz, Carmen García, Carmen Mirón, Francisco Navarro y Ricardo Oya.
Energía y subproductos
Están convencidos de que el olivar da mucho más. Buscan energía renovable y productos de alto valor en lo que antes se llamaban residuos. Consiguen bioetanol, antioxidantes, fertilizantes orgánicos y combustibles. En la imagen, Encarna Ruiz, Manuel Moya, Manuel Díaz, Cristóbal Cara, Eulogio Castro e Inmaculada Romero.
Ingeniería y energías
Mejoran la maquinaria y desarrollan sistemas de cogeneración de orujo. Diseñan máquinas más eficientes y desarrollan sistemas para obtener energía. En la imagen, Rubén Dorado, Fernando Cruz, Rafael López, Francisco Díaz, Pedro Casanova, José Manuel Palomar, Juan de Dios Carazo, Eloisa Torres y Ángel Gómez.
Los químicos del aceite
Analizan plaguicidas y otros contaminantes, investigan aceites y desarrollan técnicas sostenibles. Karima Bakkali, Anikó Németh, Ewelina Dutkiewicz, Natividad Ramos, Velia Maruxie, Virgina López, Antonio Molina, José Robles, Juan Carlos Domínguez, Bienvenida Gilbert, Lazló Pólgar, Juan Francisco García y Patricia Pérez.
Caracterización sensorial
Perfeccionan el sistema de cata. Además, diseñan una web para que el comprador elija el aceite según sus gustos y dieta. En la imagen, Manuel Barranco, Luis Martínez, Jorge Castro, Macarena Espinilla, Pedro Sánchez, Francisco Mata, Lina García, Ricardo Lechuga y Francisco Cuenca. Rosa Rodríguez e Iván Palomares también trabajan en el grupo.
Robótica aplicada al olivar
Pretenden sacar el máximo aceite del fruto y programar máquinas para que hagan un caldo de una calidad, entre otros logros. En la imagen, Pablo Cano, Javier Gámez, Juan Gómez, Alejandro Sánchez, Luis Miguel Nieto, Jesús de la Casa, Silvia Satorres, Elisabet Estévez, Juan Pedro Aranda, Diego Manuel Martínez Gila e Ildefonso Ruano.
Fuente: diariojaen.es
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