El mercado japonés del aceite de oliva resulta muy interesante para las empresas españolas del sector.
El grado de dependencia de las importaciones supone el 100% del consumo.
Italia es el principal proveedor de aceite de oliva del mercado japonés, con una cuota general de alrededor del 50% por volumen. España, por su parte posee una cifra de alrededor del 44%. Esta diferencia se ha ido recortando progresivamente, sobre todo en lo que al aceite de oliva virgen se refiere.
Es importante señalar la espectacular entrada en escena de Turquía, que rápidamente ha sustituido a Grecia como tercer exportador, y que puede competir directamente en algunos segmentos con el aceite de oliva español por precio. Teniendo en cuenta las características del sector tanto en España como en Japón, parece posible continuar mejorando la posición de los aceites nacionales dentro de este mercado, y continuar con la tendencia de los últimos años.
Algunos de los datos más significativos que nos llevan a analizar el mercado con optimismo son los siguientes: España continúa siendo, con diferencia, el primer productor mundial de aceite de oliva. Nuestros aceites son muy competitivos al poseer objetivamente una calidad excelente, en ciertos casos a los italianos y con un precio que por lo general resulta más económico que el de los productos italianos.
El consumo de aceite de oliva per cápita en Japón es todavía muy inferior al de otros países donde el aceite de oliva tampoco forma parte de la dieta tradicional. Se trata de un mercado en expansión, con crecimiento desde hace varios años. En los últimos diez años, las importaciones de aceite de oliva han crecido un 41% hasta alcanzar su máximo en 2010 con más de 41.000 toneladas.
Esto sitúa a Japón en el número 14 del ranking mundial de importadores de aceite de oliva según el Consejo Oleícola Internacional (COI). El 67,3% del aceite de oliva que importó Japón en 2012 era virgen, lo que demuestra un cada vez mayor interés por la calidad en este producto. En cuanto al consumo, el Consejo Oleícola Internacional estima que el 64% de los japoneses consume aceite de oliva, con un consumo per cápita de 350 gramos al año, una cifra de consumo muy baja comparada con otros países. La frecuencia de compra también es baja.
Pero las ventas de aceite de oliva se están disparando en Japón gracias a la expansión de su uso en los hogares del país oriental. El pasado año fiscal (abril de 2012-marzo de 2013), el volumen de comercialización aumentó un 20% a pesar de la baja cosecha de los principales productores mundiales. En concreto, en el periodo comprendido entre enero y junio de 2013, las importaciones de aceite de oliva han alcanzados las 10.782 toneladas, cifra que supone un incremento del 25% en comparación con el mismo intervalo del curso anterior.
Este repunte, observado desde finales de marzo, se debe, por un lado, a la influencia de algunos programas televisivos sobre la salud que difunden los beneficios del ‘oro líquido’; por otro, a la revisión de los precios del aceite comestible realizada en abril.
Los productores de aceite atribuyen estas favorables condiciones a los esfuerzos de las empresas envasadoras y distribuidoras, además de la influencia televisiva. Actividades como la publicidad y la difusión de clases de cocina, junto a los cambios en la forma de exponer el producto en las tiendas para favorecer las ventas, están ayudando a posicionar el aceite de oliva como un ingrediente de uso cotidiano.
Frente a estas perspectivas de crecimiento tan positivas, nos encontramos como contrapartida con la posición dominante en el mercado japonés de la competencia que ejerce el aceite de oliva italiano. Los exportadores de aceite de este país cuentan con una ventaja competitiva clave para el éxito en el mercado japonés: la imagen producto-país.
Además, el aceite de oliva español se encuentra dentro del mercado japonés con otro tipo de obstáculos menores como son: El mercado japonés, especialmente en el segmento medio, está casi en su totalidad controlado por los productores Ajinomoto Oil Mill y Nisshin Oillio (que realmente embotellan el aceite a granel importado), que juntos establecen un sistema prácticamente de oligopolio, controlando estrechamente la cadena de distribución.
En todo caso, a pesar de estas debilidades, tras los procesos de concentración en el sector las empresas españolas están hoy mucho mejor posicionadas en el mercado internacional, con lo que pueden asegurarse tener el tamaño adecuado para abordar con mejores garantías de éxito la penetración en el mercado japonés, con un mayor control de la relación comercial y la posibilidad de competir en igualdad de condiciones con las empresas italianas.
Fuente: murciaeconomia.com
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