Las marcas más tradicionales del país, Sasso, Carapelli, Friol y Bertolli, pertenecen a SoS.
Italia es el país del aceite. Además del importante consumo interno, desde sus puertos salen diariamente cargamentos destinados a la exportación, preferentemente en EE UU, uno de los mercados más grandes, con mayor potencial de crecimiento y objetivo prioritario para el grupo español Sos Corporación Alimentaria.
Pero la mayor parte de ese aceite tiene apellido español. Primero, porque Italia ha comprado tradicionalmente aceite español para embotellarlo bajo sus propias marcas. Y en segundo lugar, porque Sos Corporación Alimentaria factura, a través de su filial al 100% Carapelli Firenze, cerca de mil millones y vende 230 millones de litros de aceite de oliva y semillas en Italia, lo que supone el 65% del aceite que se comercializa en total, tanto de manera interna como para la exportación.
Para Sos, el negocio del aceite de oliva italiano representa el 27% del total de la empresa y es la segunda región en importancia después de España, que supone el 29%, y por delante de Sos Norte América, que representa el 24% del negocio.
Las marcas italianas con las que Sos se ha ido haciendo a lo largo de los últimos años (Sasso en 2005, Carapelli en 2006, Friol en 2007 y Bertolli a principios de este año) cuentan con una cuota en volumen total dentro del mercado interno de ese país del 21,3%.
23,2 millones de familias italianas consumen preferentemente virgen extra. Según datos de AcNielsen de mayo, casi seis millones de familias italianas consumen aceite de oliva y 17 millones compran aceite virgen extra. El resto consume aceite de semillas. En España el porcentaje de consumo de oliva y virgen extra es el inverso, el 70% compra oliva y el 30% extra virgen.
El 41% del total de consumidores italianos que eligen aceite de oliva para su alimentación compran las marcas italianas de Sos. El 52% para el aceite virgen extra y el 40% de las ventas de aceites de semillas son también de las marcas de Sos.
Tres plantas de producción
Con una superficie fabril conjunta de 285.000 metros cuadrados, las tres plantas de producción en las que la sociedad Carapelli Firenze abastecen al mercado italiano y exportan principalmente a EE UU y a otros países del norte de Europa y a Arabia, en este último caso, principalmente bajo la marca Sasso.
La fábrica de Inveruno, cerca de Milán es la mayor de las factorías y dispone de un área total de 165.000 metros cuadrados. Además, el grupo Sos en Italia prevé sumar antes de dos años 56 hectáreas más, que supondrán un importante ahorro en transportes para la compañía ya que acogerán las instalaciones de un nuevo proveedor logístico al que Sos Cuétara pagará la inversión realizada a medida que la vaya utilizando.
Tres enseñas nacidas en el siglo XIX
Sasso es la marca más antigua. Nació en 1860 en la región de Liguria y fue primer aceite de oliva embotellado de marca. Durante su larga vida ha sido asociado a través de su publicidad a la salud: Es bueno y hace bien, ha sido uno de sis principales reclamos publicitarios. Cinco años después nacía la marca Bertolli en la Toscana. Hoy es la marca de aceite más vendida en el mundo y buena culpa de ello lo tuvieron los italianos que emigraron a Estados Unidos y que generación tras generación se han mantenido fieles a su aceite. Carapelli nació en 1893 y fue la marca inventora del aceite de virgen extra como producto de gran consumo. Ha sido tradicionalmente una marca considerada innovadora. En 1982 lanzó una denominación de origen de la Toscana y el 1998 comenzó a vender el oro verde, un aceite con certificación italiana.
Fuente: cincodias.com
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